Al pasar los años, en mi carrera en aviación me he dado cuenta que a
menudo dependemos de estas redes de seguridad. Como Técnico Aeronáutico de Aeronaves tengo la mayor responsabilidad de
estar completamente seguro con el helicóptero al cual doy mantenimiento y/o
vaya a volar este en óptimas condiciones
para su uso. Esto significa que cuando doy mantenimiento al helicóptero debo asegurarme que el trabajo
se haga basado en las instrucciones publicadas y que cuando los controles de
vuelo hayan sido afectados durante el mantenimiento un segundo par de ojos
verifique (inspección dual) que todo está bien antes que se llenen las
bitácoras técnicas y que el helicóptero salga a volar.
De la misma forma, el piloto debe asegurarse que el cotejo pre-vuelo
se haya llevado a cabo y que se adhiere a la lista de verificación durante las
operaciones del helicóptero.
Cuando entregue este borrador al editor, a pesar de que me conoce
y tiene cierta confianza en mi habilidad
para escribir, el revisará mi escrito y dará sus críticas a mi documento para asegurar que al final el trabajo efectuado este dentro de las normas de publicación de esta pagina web. ¿Tomamos
la misma actitud cuando revisamos el trabajo de algún colega o simplemente
tendemos a pensar en lo bueno que es y como nunca comete errores?
Hace tiempo me sorprendí mucho al leer un caso de un helicóptero Bell
Ranger 206 donde se le había realizado algunas inspecciones entre ellas al rotor principal. El día del vuelo de prueba el piloto en su pre-vuelo le
pareció estar todo bien. El piloto tenía mucha prisa por realizar este vuelo de
comprobación para poder realizar otro vuelo pendiente así que salir al aire y
certificar la nave era lo primordial. Llego el grito de "Libre", palabra para anunciar la puesta en
marcha de los motores y que nadie por ningún motivo puede estar cerca del rotor
de cola.
Después del 58% de n1 (velocidad de gas), ya la maquina completamente encendida el piloto
y mecánicos afinan los pasos para llevar el helicóptero al aire, después de
unos minutos y viendo que temperaturas y presiones estaban óptimas comienzan el
vuelo.
Luego de 3 minutos de vuelo, lamentablemente, el rotor principal
se desprende por completo de la aeronave teniendo como resultado la muerte de
su piloto de pruebas y uno de sus mejores técnicos; Durante las averiguaciones
y recolección de evidencia encontraron que la turca de sujeción del rotor
principal conocida como "Tuerca de Jesús" por su forma de corona no estaban en
el lugar del accidente. Las autoridades se preguntaron ¿Dónde está la tuerca y
porque no estaba en la aeronave?
Días después en el taller de componentes
encontraron la respuesta de aquella pregunta, la tuerca se encontraba en el
taller de componente identificada con las siglas de la aeronave y por alguna
razón aquel técnico en el que confiaron porque tenía muchos años de experiencia
se le olvido. Está claro que muchos profesionales experimentados estuvieron
involucrados al lado del piloto y del mantenimiento para devolver la aeronave a
servicio pero esta condición aun no fue encontrada.
Lo mismo podría decirse de la actitud que tomamos durante las
inspecciones diarias previas al vuelo. ¿Estamos realmente buscando problemas en
el helicopterito o es más confiable pensar que nunca nadie se daña?
Esta actitud juega un rol muy importante en el nivel de observación
que llevamos a cabo durante las inspecciones de helicópteros. Recordemos que
vidas humanas dependen de ello.
Escrito por:
Juan E. López A. (“Homero”).
Corresponsal Aviamil en Anzoategui / Monagas.
@lopezj0523
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